viernes, 25 de diciembre de 2009
Se acabó
Y no soy de las que se suele quejar en el blog.
¿Hasta dónde creéis que puede llegar el egoísmo humano?...
...¡Bah! Esto es ya lo único que voy a decir. Mejor os pongo un poco en situación, ¿no? ¿Habéis leído alguna vez Cumbres Borrascosas? Me voy a remitir un poco a ella, lo siento, pero es que el ejemplo me viene al dedo, al dedo de los sentimientos a flor de piel. Y esto viene a que me estoy mosqueando ya un poco con mi...entorno más directo.
Si conocéis la historia, sabréis que trata de los sentimientos encontrados, del egoísmo, del amor, y de la hipocresía de la sociedad. Para los que no, os pongo un poco en antecedentes en este relato de venganza, amor y tragedia, con un buen desenlace: Esta historia comienza cuando Lockwood llega a Cumbres Borrascosas en busca de una vida solitaria. Le ha rentado una propiedad al Sr. Heathcliff, un hombre tan huraño como él, según su propia consideración, pero después de una mala visita, se da cuenta de que es un hombre bastante extraño y más hosco que él. Interesado por su manera peculiar de ser, le pide a su dama de llaves, Elena, le cuente su vida, y es así como comienza el verdadero relato del libro. Heathcliff llega a cumbres borrascosas gracias al Sr. Earnshaw, quien lo había recogido en la calle. De inmediato traba una gran amistad con su hija Catalina (Catherine), a pesar de llevarse muy mal con su hermano mayor, Hindley. Al morir la esposa de Earnshaw, Heathcliff se convierte en el favorito del hombre, prefiriéndolo aún ante su propio hijo. Hindley le guarda gran rencor, y su oportunidad de vengarse se realiza cuando al morir su padre, se convierte en el dueño de la casa. Heathcliff debe sufrir los abusos de su nuevo amo, pero aguanta sin quejarse por el cariño que siente hacia Catalina, pero el odio que siente hacia su hermano lo va canalizando hacia un plan siniestro de venganza que sabe realizará algún día. Con el paso del tiempo, Catalina comienza a fijarse en otro muchacho, Linton, el hijo de su vecino y dueño de la granja de los Tordos (donde ahora se hospedaba Lockwood), y empieza a cambiar. Heathcliff, dolido por su rechazo, se porta cada vez más hosco y salvaje, y tras escuchar de la propia boca de su amiga que no se casará con él, sino con Linton, desaparece por tres años. Durante este tiempo la familia vive en una relativa paz. Elena, a orden de los amos, tuvo que dejar a su querido Harethon, el hijo que Hindley a la muerte de su esposa le había encargado a su cuidado, para partir con Catalina a su nueva casa, al lado de su esposo. Es entonces cuando Heathcliff vuelve repentinamente, completamente transformado y rico. Es recibido por Catalina con la misma alegría de siempre, pero a pesar del amor que él siente hacia ella, decide poner en práctica el plan que llevaba tanto tiempo preparando para vengarse de Linton y Hindley. Buen resumen, ¿verdad?.
No sé si me seguiréis el hilo, pero creo que es mejor así, y...aunque deje enmascarada la trama...¡no soy un juguete! Y no me refiero al lío de machos por vengar el amor de la mujer que por ser una caprichosa monta la gorda y sus hijos tienen que llevarse la peor parte. Dejemos eso en paz....Y yo que creía que había dando un paso de gigante en todo esto...¡Qué gran mentira! Odio a los terceros que por vías imaginativas meten baza para intentar contrarrestar todos los pasos dados, como viles Heathcliff. Pero ya no sé si es peor estos Heathcliff o los tontos Edward que se dejan avasallar por los tiburones de la maldita industria del regocijo egoísta. ¡Cobarde! más que cobarde...si tan bien habías empezado la lucha...¡no te achantes!
¿No se supone que es la dama la que decide? No es tan difícil darse cuenta...o eres muy listo o muy tonto, y la tontuna creo que no es el caso en esta historia. ¿Qué no me desespere? claro que no, porque voy a pasar del tema muy alegremente. O todas las luces dadas eran falsas, o se está tomando ya la cosa a un enredo muy cruel. Por lo que he decidido que ni para el malvado Heathcliff, ni para el tonto Edward.
La historia tenía un final feliz, después de todo el amor triunfa tras todas las tormentas, pero me da que en esta historia no hay final feliz, ni se va a comer perdices...
lunes, 21 de diciembre de 2009
FunFunFun
Y es que estos últimos días tengo una mezcla rara de humores en el cuerpo. Estoy bastante ilusionada con ciertas personas, como hace tiempo que no me sentía, pero también estoy un poco apagada porque...ayyyy =S estoy hecha un lío, que desastre de chico!!...y si no sale bien?
También me da mucho miedito Febrero....jajajaja veremos a ver como escapamos este año =)
Pues lo dicho...espero publicar algo antes de fin de año. Os dejo un vídeo para desearos FELIZ NAVIDAD A TODOS!!
jueves, 3 de diciembre de 2009
Vamos a tirar de tópicos.
26 05 1518 23 05 1526 07 12 1631 04 12 1639 06 06 1761 03 06 1769 | 09 12 1874 06 12 1882 08 06 2004 06 06 2012 11 12 2117 08 12 2125 | 11 06 2247 09 06 2255 13 12 2360 10 12 2368 12 06 2490 10 06 2498 |
viernes, 27 de noviembre de 2009
Hora de actualizar!
Os dejo con el fragmento de Luna Nueva, de Stephanie Meyer:
Hice una mueca.
—Habla en serio, por favor.
—Lo estoy haciendo —insistió con la mirada resplandeciente ahora—. ¿Querrás hacerme el favor de escuchar mis palabras? ¿Me dejarás que intente explicarte cuánto significas para mí?
Esperó, estudiando mi rostro mientras hablaba para asegurarse de que le estaba escuchando de verdad.
—Bella, mi vida era como una noche sin luna antes de encontrarte, muy oscura, pero al menos había estrellas, puntos de luz y motivaciones... Y entonces tú cruzaste mi cielo como un meteoro. De pronto, se encendió todo, todo estuvo lleno de brillantez y belleza. Cuando tú te fuiste, cuando el meteoro desapareció por el horizonte, todo se volvió negro. No había cambiado nada, pero mis ojos habían quedado cegados por la luz. Ya no podía ver las estrellas. Y nada tenía sentido.
Quería creerle, pero lo que estaba describiendo era mi vida sin él y no al revés.
—Se te acostumbrarán los ojos —farfullé.
—Ése es justo el problema, no pueden.
—¿Y qué pasa con tus distracciones?
Se rió sin traza de alegría.
—Eso fue parte de la mentira, mi amor. No había distracción posible ante la... agonía. Mi corazón no ha latido durante casi noventa años, pero esto era diferente. Era como si hubiera desaparecido, como si hubiera dejado un vacío en su lugar, como si hubiera dejado todo lo que tengo dentro aquí, contigo.
—Qué divertido —murmuré.
Enarcó una ceja perfecta.
—¿Divertido?
—En realidad debería decir extraño, porque parece que describieras cómo me he sentido yo. También notaba que me faltaban piezas por dentro. No he sido capaz de respirar a fondo desde hace mucho tiempo —llené los pulmones, disfrutando casi lujuriosamente de la sensación—. Y el corazón... Creí que lo había perdido definitivamente.
Cerró los ojos y apoyó el oído otra vez sobre mi corazón. Apreté la mejilla contra su pelo, sentí su textura en mi piel y aspiré su delicioso perfume.
domingo, 15 de noviembre de 2009
A mi gordito ^^
Tejedora araña, ¡lejos!
¡Vete, zanquilarga, atrás!
¡Fuera, escarabajo negro!
Y, babosas, no hagáis mal.
Acompaña, ruiseñor, etc.
Todo bien. Vámonos ya. ¡Que una monte guardia allá!
A quien veas al despertar
por tu amado tomarás;
por él de amor penarás.
Sea oso, lince o gato,
rudo jabalí o leopardo,
lo que despertando veas
será tu amor. Tú despierta
cuando algo feo esté cerca.
domingo, 8 de noviembre de 2009
domingo, 25 de octubre de 2009
Una palabra de cojones
domingo, 18 de octubre de 2009
Me encanta
jueves, 15 de octubre de 2009
Mi querido gran Arturo
lunes, 12 de octubre de 2009
Hielo
lunes, 5 de octubre de 2009
Carta de los 20 Sabios cordobeses a Don Enrique de Villen
1. A los hijos del saber ayuntados en nuestras congregaciones buscantes las vías por donde artificiosamente a las obras que natura hace podáis llegar, escudriñando e interpretando los dichos filosóficos, así por teóricas como prácticamente, salud con muchedumbre de bienes.
Muy amados: Quiere Dios, y querámoslo nos, pues a él place, porque los saberes no se pierdan, sea manifiesto a vosotros que después de luengas vigilias continuadas y laboriosas experiencias ejercitadas, una noche yaciendo en nuestra cama pensando en los grandes secretos que los grandes antiguos alcanzaron y trataron en los sus libros, especialmente en las transmutaciones de los metales por manera alquímica, afirmósenos una tal opinión que cuanto en esto dijeron fuese decepción, y no alguna cosa cuanto a perfección, y aunque dijesen verdad en algunas coloraciones o aleaciones y ligas de metales, ésta no es la que vosotros buscáis.
jueves, 1 de octubre de 2009
Pensamiento rápido...
.... Porque hoy echo de menos una mirada cómplice cuando el profesor de turno dice una tonteria...porque las horas me pasan eternas sin un tema de conversación...porque esto es raro...porque me gustaría poder unir continentes...porque siento que es hora de cerrar una puerta que creo que no me conduce a nada...porque echo de menos un gran viaje...porque quisiera tener el oro y el moro...porque amo la libertad...porque me da miedo un beso ahora...porque una misma ciudad está separada por kilómetros...porque no puedo abrazar a la personilla de cuatro patas que yo más quiero...porque me da miedo un suspensito, como diría mi amigo Pepe...porque echo de menos esa emoción de abrir el buzón y ver una carta escrita a mano diciendo un "te echo de menos vuelve pronto!"...porque añoro que me llamen damita...porque no puedo dormir sin ver esa imagén en la cabeza...porque adoro los bizcochos de chocolate...porque me encanta nadar en el agua del mar...porque oler a rosas me pone feliz...porque una película de Woody Allen me hace reir y llorar todo junto a la vez...porque ya no soporto las canciones de amor...porque es mentira que sea fuerte...porque me ataca los nervios que me cambien el apellido...porque quiiiiero terminar la carrera (xD)...porque me lo merezco...porque quiero ya de una vez encontarlo...
....porque soy yo misma y no creo que nadie me cambie...aunque lo intenten...
miércoles, 30 de septiembre de 2009
Le Poème de l'Angle Droit
(El Poema del Ángulo Recto, Fusión)
Asentado en demasiadas causas mediatas
asentado junto a nuestras vidas
y los otros están allí
y por todas partes están los: "¡No!"
Y siempre más contraque por
No condenar pues a aquél
que quiere asumir su parte en los
riesgos de la vida. Dejad
que se fusionen los metales
tolerad las alquimias que
por lo demás os dejan libres
de castigo.
Es por la puerta de las
pupilas abiertas por donde las miradas
cruzadas han podido conducir al
acto fulminante de comunión:
"El ensanchamiento de los grandes
silencios"...La mar vuelve a descender
a lo más bajo de la marea para
poder subir de nuevo a tiempo.
Un tiempo nuevo se ha abierto
una etapa un plazo un relevo
Así no nos quedaremos
sentados junto a nuestras vidas.
Le Corbusier
- 1930 aprox. -
Cerrar capítulos...
Si insiste en permanecer en ella, más allá del tiempo necesario, pierde la
alegría y el sentido del resto.
Cerrando círculos, o cerrando puertas, o cerrando capítulos. Como quiera
llamarlo, lo importante es poder cerrarlos, dejar ir momentos de la vida que se van clausurando.
¿Terminó con su trabajo? ¿Se acabó la relación? ¿Ya no vive más en
esa casa? ¿Debe irse de viaje? ¿La amistad se acabó?
Puede pasarse mucho tiempo de su presente "revolcándose" en los porqués, en devolver el casette y tratar de entender por qué sucedió tal o cual hecho.
El desgaste va a ser infinito porque en la vida, usted, yo, su amigo, sus
hijos, sus hermanas, todos y todas estamos abocados a ir cerrando capítulos, a pasar la hoja, a terminar con etapas, o con momentos de la vida y seguir adelante. No podemos estar en el presente añorando el pasado. Ni siquiera preguntándonos por qué. Lo que sucedió, sucedió, y hay que soltar, hay que desprenderse. No podemos ser niños eternos, ni adolescentes tardíos, ni
empleados de empresas inexistentes, ni tener vínculos con quien no quiere estar vinculado a nosotros.
No. ¡Los hechos pasan y hay que dejarlos ir! Por eso a veces es tan importante destruir recuerdos, regalar presentes, cambiar de casa, papeles por romper, documentos por tirar, libros por vender o regalar. Los cambios externos pueden simbolizar procesos interiores de superación.
Dejar ir, soltar, desprenderse.
En la vida nadie juega con las cartas marcadas, y hay que aprender a perder y a ganar. Hay que dejar ir, hay que pasar la hoja, hay que vivir sólo lo que tenemos en el presente. El pasado ya pasó. No esperen que le devuelvan, no espere que le reconozcan, no espere que alguna vez se den cuenta de quién es usted. Suelte el resentimiento, el prender "su televisor personal" para darle y darle al asunto, lo único que consigue es dañarlo mentalmente, envenenarlo, amargarlo.
La vida está para adelante, nunca para atrás. Porque si usted anda por la vida dejando "puertas abiertas", por si acaso, nunca podrá desprenderse ni vivir lo de hoy con satisfacción. Noviazgos o amistades que no clausuran, posibilidades de "regresar" (¿a qué?), necesidad de aclaraciones, palabras que no se dijeron, silencios que lo invadieron.
¡Si puede enfrentarlos ya y ahora, hágalo!, si no, déjelo ir, cierre capítulos.
Dígase a usted mismo que no, que no vuelve. Pero no por orgullo ni soberbia, sino porque usted ya no encaja allí, en ese lugar, en ese corazón, en esa habitación, en esa casa, en ese escritorio, en ese oficio. Usted ya no es el mismo que se fue, hace dos días, hace tres meses, hace un año, por lo tanto, no hay nada a que volver.
Cierre la puerta, pase la hoja, cierre el círculo. Ni usted será el mismo, ni el entorno al que regresa será igual, porque en la vida nada se queda quieto, nada es estático. Es salud mental, amor por usted mismo desprender lo que ya no está en su vida. Recuerde que nada ni nadie es indispensable. Ni una persona, ni un lugar, ni un trabajo, nada es vital para vivir porque:
cuando usted vino a este mundo 'llegó' sin ese adhesivo, por lo tanto es "costumbre" vivir pegado a él, y es un trabajo personal aprender a vivir sin él, sin el adhesivo humano o físico que hoy le duele dejar ir. Es un proceso de aprender a desprenderse y, humanamente se puede lograr porque, le repito, nada ni nadie nos es indispensable.
Sólo es costumbre, apego, necesidad. Pero cierre, clausure, limpie, tire, oxigene, despréndase, sacuda, suelte. Hay tantas palabras para significar salud mental y cualquiera que sea la que escoja, le ayudará definitivamente a seguir para adelante con tranquilidad. ¡Esa es la vida!
Paulo Coelho
martes, 29 de septiembre de 2009
Roberto Arlt
"Le ruego me conteste, muy seriamente, de qué forma debe uno vivir para ser feliz."
Estimado señor: Si yo pudiera contestarle, seria o humorísticamente, de qué modo debe vivirse para ser feliz, en vez de estar pergeñando notas, sería, quizá, el hombre más rico de la tierra, vendiendo, únicamente a diez centavos, la fórmula para vivir dichoso. Ya ve qué disparate me pregunta.
Creo que hay una forma de vivir en relación con los semejantes y consigo mismo, que si no concede la felicidad, le proporciona al individuo que la practica una especie de poder mágico de dominio sobre sus semejantes: es la sinceridad.
Ser sincero con todos, y más todavía consigo mismo, aunque se perjudique. Aunque se rompa el alma contra el obstáculo. Aunque se quede solo, aislado y sangrando. Esta no es una fórmula para vivir feliz; creo que no, pero sí lo es para tener fuerzas y examinar el contenido de la vida, cuyas apariencias nos marean y engañan de continuo.
No mire lo que hacen los demás. No se le importe un pepino de lo que opine el prójimo. Sea usted, usted mismo sobre todas las cosas, sobre el bien y sobre el mal, sobre el placer y sobre el dolor, sobre la vida y la muerte. Usted y usted. Nada más. Y será fuerte como un demonio entonces. Fuerte a pesar de todos y contra todos. No importe que la pena lo haga dar de cabeza contra una pared.
(...)
Y de pronto, descubrirá algo que no es la felicidad, sino un equivalente a ella. La emoción. La terrible emoción de jugarse la piel y la felicidad. No en el naipe, sino convirtiéndose usted en una especie de emocionado naipe humano que busca la felicidad, desesperadamente, mediante las combinaciones más extraordinarias, más inesperadas...
El cuervo...
El Cuervo, por Edgar Allan Poe:
Una vez, al filo de una lúgubre media noche,
mientras débil y cansado, en tristes reflexiones embebido,
inclinado sobre un viejo y raro libro de olvidada ciencia,
cabeceando, casi dormido,
oyó se de súbito un leve golpe,
como si suavemente tocaran,
tocaran a la puerta de mi cuarto.
“Es —dije musitando— un visitante
tocando quedo a la puerta de mi cuarto.
Eso es todo, y nada más.”
¡Ah! aquel lúcido recuerdo
de un gélido diciembre;
espectros de brasas moribundas
reflejadas en el suelo;
angustia del deseo del nuevo día;
en vano encareciendo a mis libros
dieran tregua a mi dolor.
Dolor por la pérdida de Leonora, la única,
virgen radiante, Leonora por los ángeles llamada.
Aquí ya sin nombre, para siempre.
Y el crujir triste, vago, escalofriante
de la seda de las cortinas rojas
llenábame de fantásticos terrores
jamás antes sentidos. Y ahora aquí, en pie,
acallando el latido de mi corazón,
vuelvo a repetir:
“Es un visitante a la puerta de mi cuarto
queriendo entrar. Algún visitante
que a deshora a mi cuarto quiere entrar.
Eso es todo, y nada más.”
Ahora, mi ánimo cobraba bríos,
y ya sin titubeos:
“Señor —dije— o señora, en verdad vuestro perdón
imploro,
mas el caso es que, adormilado
cuando vinisteis a tocar quedamente,
tan quedo vinisteis a llamar,
a llamar a la puerta de mi cuarto,
que apenas pude creer que os oía.”
Y entonces abrí de par en par la puerta:
Oscuridad, y nada más.
Escrutando hondo en aquella negrura
permanecí largo rato, atónito, temeroso,
dudando, soñando sueños que ningún mortal
se haya atrevido jamás a soñar.
Mas en el silencio insondable la quietud callaba,
y la única palabra ahí proferida
era el balbuceo de un nombre: “¿Leonora?”
Lo pronuncié en un susurro, y el eco
lo devolvió en un murmullo: “¡Leonora!”
Apenas esto fue, y nada más.
Vuelto a mi cuarto, mi alma toda,
toda mi alma abrasándose dentro de mí,
no tardé en oír de nuevo tocar con mayor fuerza.
“Ciertamente —me dije—, ciertamente
algo sucede en la reja de mi ventana.
Dejad, pues, que vea lo que sucede allí,
y así penetrar pueda en el misterio.
Dejad que a mi corazón llegue un momento el silencio,
y así penetrar pueda en el misterio.”
¡Es el viento, y nada más!
De un golpe abrí la puerta,
y con suave batir de alas, entró
un majestuoso cuervo
de los santos días idos.
Sin asomos de reverencia,
ni un instante quedo;
y con aires de gran señor o de gran dama
fue a posarse en el busto de Palas,
sobre el dintel de mi puerta.
Posado, inmóvil, y nada más.
Entonces, este pájaro de ébano
cambió mis tristes fantasías en una sonrisa
con el grave y severo decoro
del aspecto de que se revestía.
“Aun con tu cresta cercenada y mocha —le dije—,
no serás un cobarde,
hórrido cuervo vetusto y amenazador.
Evadido de la ribera nocturna.
¡Dime cuál es tu nombre en la ribera de la Noche Plutónica!”
Y el Cuervo dijo: “Nunca más.”
Cuánto me asombró que pájaro tan desgarbado
pudiera hablar tan claramente;
aunque poco significaba su respuesta.
Poco pertinente era. Pues no podemos
sino concordar en que ningún ser humano
ha sido antes bendecido con la visión de un pájaro
posado sobre el dintel de su puerta,
pájaro o bestia, posado en el busto esculpido
de Palas en el dintel de su puerta
con semejante nombre: “Nunca más.”
Mas el Cuervo, posado solitario en el sereno busto.
las palabras pronunció, como virtiendo
su alma sólo en esas palabras.
Nada más dijo entonces;
no movió ni una pluma.
Y entonces yo me dije, apenas murmurando:
“Otros amigos se han ido antes;
mañana él también me dejará,
como me abandonaron mis esperanzas.”
Y entonces dijo el pájaro: “Nunca más.”
Sobrecogido al romper el silencio
tan idóneas palabras,
“sin duda —pensé—, sin duda lo que dice
es todo lo que sabe, su solo repertorio, aprendido
de un amo infortunado a quien desastre impío
persiguió, acosó sin dar tregua
hasta que su cantinela sólo tuvo un sentido,
hasta que las endechas de su esperanza
llevaron sólo esa carga melancólica
de ‘Nunca, nunca más’.”
Mas el Cuervo arrancó todavía
de mis tristes fantasías una sonrisa;
acerqué un mullido asiento
frente al pájaro, el busto y la puerta;
y entonces, hundiéndome en el terciopelo,
empecé a enlazar una fantasía con otra,
pensando en lo que este ominoso pájaro de antaño,
lo que este torvo, desgarbado, hórrido,
flaco y ominoso pájaro de antaño
quería decir graznando: “Nunca más.”
En esto cavilaba, sentado, sin pronunciar palabra,
frente al ave cuyos ojos, como-tizones encendidos,
quemaban hasta el fondo de mi pecho.
Esto y más, sentado, adivinaba,
con la cabeza reclinada
en el aterciopelado forro del cojín
acariciado por la luz de la lámpara;
en el forro de terciopelo violeta
acariciado por la luz de la lámpara
¡que ella no oprimiría, ¡ay!, nunca más!
Entonces me pareció que el aire
se tornaba más denso, perfumado
por invisible incensario mecido por serafines
cuyas pisadas tintineaban en el piso alfombrado.
“¡Miserable —dije—, tu Dios te ha concedido,
por estos ángeles te ha otorgado una tregua,
tregua de nepente de tus recuerdos de Leonora!
¡Apura, oh, apura este dulce nepente
y olvida a tu ausente Leonora!”
Y el Cuervo dijo: “Nunca más.”
“¡Profeta!” —exclamé—, ¡cosa diabólica!
¡Profeta, sí, seas pájaro o demonio
enviado por el Tentador, o arrojado
por la tempestad a este refugio desolado e impávido,
a esta desértica tierra encantada,
a este hogar hechizado por el horror!
Profeta, dime, en verdad te lo imploro,
¿hay, dime, hay bálsamo en Galaad?
¡Dime, dime, te imploro!”
Y el cuervo dijo: “Nunca más.”
“¡Profeta! —exclamé—, ¡cosa diabólica!
¡Profeta, sí, seas pájaro o demonio!
¡Por ese cielo que se curva sobre nuestras cabezas,
ese Dios que adoramos tú y yo,
dile a esta alma abrumada de penas si en el remoto Edén
tendrá en sus brazos a una santa doncella
llamada por los ángeles Leonora,
tendrá en sus brazos a una rara y radiante virgen
llamada por los ángeles Leonora!”
Y el cuervo dijo: “Nunca más.”
“¡Sea esa palabra nuestra señal de partida
pájaro o espíritu maligno! —le grité presuntuoso.
¡Vuelve a la tempestad, a la ribera de la Noche Plutónica.
No dejes pluma negra alguna, prenda de la mentira
que profirió tu espíritu!
Deja mi soledad intacta.
Abandona el busto del dintel de mi puerta.
Aparta tu pico de mi corazón
y tu figura del dintel de mi puerta.
Y el Cuervo dijo: “Nunca más.”
Y el Cuervo nunca emprendió el vuelo.
Aún sigue posado, aún sigue posado
en el pálido busto de Palas.
en el dintel de la puerta de mi cuarto.
Y sus ojos tienen la apariencia
de los de un demonio que está soñando.
Y la luz de la lámpara que sobre él se derrama
tiende en el suelo su sombra. Y mi alma,
del fondo de esa sombra que flota sobre el suelo,
no podrá liberarse. ¡Nunca más!