martes, 13 de abril de 2010

Huye

¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHH!

Grito ahogado en medio de la noche. Una sombra que sale corriendo del callejón. Un río de sangre que baja por la acera camino de las alcantarillas.Ha muerto, la esperanza de los humanos ha caído, no hay más dilación. Huye, corre, grita, roba, viola, desespérate, no hay solución posible.

Todo lo que te rodea se ha vuelto negro, una masa de humo que te asfixia, que intenta vencerte conforme vas intentando vencer tu miedo. ¿Miedo? ¿Tienes miedo, un miedo atroz que te consume? Bienvenidos a la realidad.  

Abre la puerta, sal, visiona unos jardines lejanos que te hagan feliz, en mi caso, unos cesped en la rivera...Ve, ¡huye! Es vital que corras y no mires atrás. ¿Está bien lo que he hecho? Ni yo misma lo sé. ¿He roto mi mundo y mis esquemas? Ni yo misma lo sé. ¿De verdad quiero lo que tengo?...ni yo misma lo sé...Pero dame sólo un día...un día sólo para mi, para que piense en mi realidad y para que piense si está bien o mal...


lunes, 22 de marzo de 2010

Las huellas que marcan el camino...


A orillas del río Piedra me senté y lloré. Cuenta una leyenda que todo lo que cae en las aguas de este río —las hojas, los insectos, las plumas de las aves— se transforma en las piedras de su lecho. Ah, si pudiera arrancarme el corazón del pecho y tirarlo a la corriente; así no habría más dolor, ni nostalgia, ni recuerdos.
A orillas del río Piedra me senté y lloré. El frío del invierno me hacía sentir las lágrimas en el rostro, que se mezclaban con las aguas heladas que pasaban por delante de mí. En algún lugar ese río se junta con otro, después con otro, hasta que —lejos de mis ojos y de mi corazón— todas esas aguas se confunden con el mar.
Que mis lágrimas corran así bien lejos, para que mi amor nunca sepa que un día lloré por él. Que mis lágrimas corran bien lejos, así olvidaré el río Piedra, el monasterio, la iglesia en los Pirineos, la bruma, los caminos que recorrimos juntos.
Olvidaré los caminos, las montañas y los campos de mis sueños, sueños que eran míos y que yo no conocía.
Me acuerdo de mi instante mágico, de aquel momento en el que un «sí» o un «no» puede cambiar toda nuestra existencia. Parece que no sucedió hace tanto tiempo y, sin embargo, hace apenas una semana que reencontré a mi amado y lo perdí.
A orillas del río Piedra escribí esta historia. Las manos se me helaban, las piernas se me entumecían a causa del frío y de la postura, y tenía que des-cansar continuamente.
— Procura vivir. Deja los recuerdos para los viejos —decía él.
Quizá el amor nos hace envejecer antes de tiempo, y nos vuelve más jóvenes cuando pasa la juventud. Pero ¿cómo no recordar aquellos momentos? Por eso escribía, para transformar la tristeza en nostalgia, la soledad en recuerdos. Para que, cuando acabara de contarme a mí misma esta historia, pu-diese jugar en el Piedra; eso me había dicho la mujer que me acogió. Así —recordando las palabras de una santa— las aguas apagarían lo que el fuego escribió.
Todas las historias de amor son iguales.
P. Coelho.

miércoles, 10 de marzo de 2010

Atada con una cuerda desde la que salen las palabras

Son las 1.46 y no puedo dormir. Como Freud, ando analizando enredaderas de las que quizá no hay que enredar, pero que, con los genes que tengo, son inevitables de analizar.

Tumbada en la cama y mirando mi particular cielo nocturno, dándole al rum rum...creo que puedo afirmar que amo a una persona maravillosa. Es una de esas cosas con las que te sientes bien, cada mañana una sonrisa te levanta diciendo que te quedan pocas horas para volver a respirar, y eso es por que vas a verle a él.


 Es una atadura de cuerdas desde las que salen las palabras. Palabras que se llenan de significado tan sólo con unas pocas letras. ¡Y pensar que al principio estaba hecha un mar de dudas! Ahora un esbozo de sonrisa me desfigura esa idea. Creo recordar que si no desde nunca, hace mucho tiempo que no sentía algo tan fuerte por una persona. Y por ello le tengo que dar las gracias por ser cómo es.



Es una entrada corta, pero...Te Quiero.

domingo, 7 de febrero de 2010

Guapa!


¡Oh excelso muro, oh torres coronadas
De honor, de majestad, de gallardía!
¡Oh gran río, gran rey de Andalucía,
De arenas nobles, ya que no doradas!
¡Oh fértil llano, oh sierras levantadas,
Que privilegia el cielo y dora el día!
¡Oh siempre glorïosa patria mía,
Tanto por plumas cuanto por espadas!
Si entre aquellas rüinas y despojos
Que enriquece Genil y Dauro baña
Tu memoria no fue alimento mío,
Nunca merezcan mis ausentes ojos
Ver tu muro, tus torres y tu río,
Tu llano y sierra, ¡oh patria, oh flor de España!
Luis de Góngora

domingo, 17 de enero de 2010

Un pensamiento herrante

¿Nunca os ha pasado que tenéis unas ganas horribles de llorar pero no podéis hacerlo? Tengo un día de esos...buen, más bien tengo unas semanas de esas, que por más que lo intente no puedo verter una lágrima, y lo necesito.Y yo ya me pregunto...¿me habré vuelto una insensible? No creo, sigo sintiendo todas esas emociones: el estrés de una entrega, el cansancio de un día agotador, la felicidad encontrada en las pequeñas cosas, el sentimiento de estar enamorada y la ilusión de ese pequeño tonteo...No, no me he vuelto un robot.


Por ahí dicen que soy una mosquita muerta, que no me enfrento a las cosas, pero yo creo que soy mosquita escarmentada, que lo he pasado tan mal que me da miedo mover la reina y hacer jaque mate al rey. Y no sé si este encogimiento de alma se debe a que ya tengo la necesidad de sincerarme, de decir en voz alta las cosas que llevo dentro tan guardadas. Me gustaría poder decirlo sin ser rechazada, sin hacer daño y sin estropear nada...pero no me atrevo ni siquiera a jugar con el peón de rey. Y un algo...no ser herida.


Tan sólo decir un me gustas, o contar algo y no ser puesta en duda. Ya no quiero ser más el último eslabón de mi cadena, el machacado y muescado, el que no cuenta para sostener la armonía mutua. Siempre pensé que me lo había ganado, que valía tan poco que yo misma era eso lo que merecía, que todo mal que había era mi causa, que no soy guapa o inteligente o una persona normal, y que no tenía nada por lo que luchar o ganar. Gracias a muchas personas y situaciones me he dado cuenta que esto no es así, que tengo miles de cosas por las que luchar y ser feliz, y que valgo un poquito más que nada, que sí que podré decir soy feliz y que quiero serlo por ello. Y sé que a esas personas no les digo todo lo que las quiero tanto como debería hacerlo, y que soy borde o irascible, pero es mi escudo, y ellas no saben lo que me gustaría abrazarlas y decirles un te quiero. Tantos días y noches que comparto y que espero compartir siempre.


Y puede que ahora caigan lágrimas por mi rostro, pero son lágrimas de felicidad, de saber lo que tengo y de lo agradecida de tenerlo que estoy. Puede que llore y que lo necesite. Y puede que me arme de valor algún día no muy lejano para decir un me gustas mucho, un te quiero, un te necesito, un te echo de menos...


Gracias amigos, y gracias lectores :)