Llevo ya bastante tiempo sin poner nada por aquí, y con motivo del estreno de Luna Nueva...y ya que me estoy releyendo el libro (¡En original! Nada de PDFs jajaja) pues se me está apeteciendo poner un fragmentito del final, de cuando Edward vuelve y le dice a Bella todo lo que la ama. Es curioso como un libro tan...por así decirlo..."niñato" (y no en el sentido malo, porque soy admiradora aférrima de la saga) puede cautivar tanto a un público tan diverso. Me resulta también muy curioso ver cómo llega tantísimo a los corazones de la gente, ya que muchas veces nos escudamos en historias como esta para ocultar nuestra propia histora...jajaja cuantísimo daño están haciendo estas historias de amor a la vida real...quién no quisiera tener un Edward en su vida, que la cuidase y mimase tanto como el personaje del libro...yo por lo menos sí. Y en el momento que por fín nos toca vivir esa historia nos acobardamos pensando que quizá no será lo mismo (y claro que no! es sólo el subconsciente femenino el que habla! por el amor de Dios!!)...pero bueno, siempre nos quedará ir al cine y disfrutar de nuestro Robert Pattinson (♥) o leernos los libros (que es muchísimo mejor =D).
Os dejo con el fragmento de Luna Nueva, de Stephanie Meyer:
Hice una mueca.
—Habla en serio, por favor.
—Lo estoy haciendo —insistió con la mirada resplandeciente ahora—. ¿Querrás hacerme el favor de escuchar mis palabras? ¿Me dejarás que intente explicarte cuánto significas para mí?
Esperó, estudiando mi rostro mientras hablaba para asegurarse de que le estaba escuchando de verdad.
—Bella, mi vida era como una noche sin luna antes de encontrarte, muy oscura, pero al menos había estrellas, puntos de luz y motivaciones... Y entonces tú cruzaste mi cielo como un meteoro. De pronto, se encendió todo, todo estuvo lleno de brillantez y belleza. Cuando tú te fuiste, cuando el meteoro desapareció por el horizonte, todo se volvió negro. No había cambiado nada, pero mis ojos habían quedado cegados por la luz. Ya no podía ver las estrellas. Y nada tenía sentido.
Quería creerle, pero lo que estaba describiendo era mi vida sin él y no al revés.
—Se te acostumbrarán los ojos —farfullé.
—Ése es justo el problema, no pueden.
—¿Y qué pasa con tus distracciones?
Se rió sin traza de alegría.
—Eso fue parte de la mentira, mi amor. No había distracción posible ante la... agonía. Mi corazón no ha latido durante casi noventa años, pero esto era diferente. Era como si hubiera desaparecido, como si hubiera dejado un vacío en su lugar, como si hubiera dejado todo lo que tengo dentro aquí, contigo.
—Qué divertido —murmuré.
Enarcó una ceja perfecta.
—¿Divertido?
—En realidad debería decir extraño, porque parece que describieras cómo me he sentido yo. También notaba que me faltaban piezas por dentro. No he sido capaz de respirar a fondo desde hace mucho tiempo —llené los pulmones, disfrutando casi lujuriosamente de la sensación—. Y el corazón... Creí que lo había perdido definitivamente.
Cerró los ojos y apoyó el oído otra vez sobre mi corazón. Apreté la mejilla contra su pelo, sentí su textura en mi piel y aspiré su delicioso perfume.