viernes, 5 de agosto de 2011

El tiempo pasa.

Sé que hace mil años que no escribo nada, pero hoy, pues no sé, me apetece.
Me siento como si una montaña de agua me enterrase, o como si me hubiesen metido a 3.5m (bueno, ya 3...espero) bajo una tierra muy densa que me oprime el pecho...Supongo que tengo que aprender a ser mayor...aunque me cueste miles. Hora de dar el alto, tengo que vivir así, y no acurrucarme en un rincón hasta que el tiempo pase...y ojalá pasase ya...

martes, 13 de abril de 2010

Huye

¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHH!

Grito ahogado en medio de la noche. Una sombra que sale corriendo del callejón. Un río de sangre que baja por la acera camino de las alcantarillas.Ha muerto, la esperanza de los humanos ha caído, no hay más dilación. Huye, corre, grita, roba, viola, desespérate, no hay solución posible.

Todo lo que te rodea se ha vuelto negro, una masa de humo que te asfixia, que intenta vencerte conforme vas intentando vencer tu miedo. ¿Miedo? ¿Tienes miedo, un miedo atroz que te consume? Bienvenidos a la realidad.  

Abre la puerta, sal, visiona unos jardines lejanos que te hagan feliz, en mi caso, unos cesped en la rivera...Ve, ¡huye! Es vital que corras y no mires atrás. ¿Está bien lo que he hecho? Ni yo misma lo sé. ¿He roto mi mundo y mis esquemas? Ni yo misma lo sé. ¿De verdad quiero lo que tengo?...ni yo misma lo sé...Pero dame sólo un día...un día sólo para mi, para que piense en mi realidad y para que piense si está bien o mal...


lunes, 22 de marzo de 2010

Las huellas que marcan el camino...


A orillas del río Piedra me senté y lloré. Cuenta una leyenda que todo lo que cae en las aguas de este río —las hojas, los insectos, las plumas de las aves— se transforma en las piedras de su lecho. Ah, si pudiera arrancarme el corazón del pecho y tirarlo a la corriente; así no habría más dolor, ni nostalgia, ni recuerdos.
A orillas del río Piedra me senté y lloré. El frío del invierno me hacía sentir las lágrimas en el rostro, que se mezclaban con las aguas heladas que pasaban por delante de mí. En algún lugar ese río se junta con otro, después con otro, hasta que —lejos de mis ojos y de mi corazón— todas esas aguas se confunden con el mar.
Que mis lágrimas corran así bien lejos, para que mi amor nunca sepa que un día lloré por él. Que mis lágrimas corran bien lejos, así olvidaré el río Piedra, el monasterio, la iglesia en los Pirineos, la bruma, los caminos que recorrimos juntos.
Olvidaré los caminos, las montañas y los campos de mis sueños, sueños que eran míos y que yo no conocía.
Me acuerdo de mi instante mágico, de aquel momento en el que un «sí» o un «no» puede cambiar toda nuestra existencia. Parece que no sucedió hace tanto tiempo y, sin embargo, hace apenas una semana que reencontré a mi amado y lo perdí.
A orillas del río Piedra escribí esta historia. Las manos se me helaban, las piernas se me entumecían a causa del frío y de la postura, y tenía que des-cansar continuamente.
— Procura vivir. Deja los recuerdos para los viejos —decía él.
Quizá el amor nos hace envejecer antes de tiempo, y nos vuelve más jóvenes cuando pasa la juventud. Pero ¿cómo no recordar aquellos momentos? Por eso escribía, para transformar la tristeza en nostalgia, la soledad en recuerdos. Para que, cuando acabara de contarme a mí misma esta historia, pu-diese jugar en el Piedra; eso me había dicho la mujer que me acogió. Así —recordando las palabras de una santa— las aguas apagarían lo que el fuego escribió.
Todas las historias de amor son iguales.
P. Coelho.

miércoles, 10 de marzo de 2010

Atada con una cuerda desde la que salen las palabras

Son las 1.46 y no puedo dormir. Como Freud, ando analizando enredaderas de las que quizá no hay que enredar, pero que, con los genes que tengo, son inevitables de analizar.

Tumbada en la cama y mirando mi particular cielo nocturno, dándole al rum rum...creo que puedo afirmar que amo a una persona maravillosa. Es una de esas cosas con las que te sientes bien, cada mañana una sonrisa te levanta diciendo que te quedan pocas horas para volver a respirar, y eso es por que vas a verle a él.


 Es una atadura de cuerdas desde las que salen las palabras. Palabras que se llenan de significado tan sólo con unas pocas letras. ¡Y pensar que al principio estaba hecha un mar de dudas! Ahora un esbozo de sonrisa me desfigura esa idea. Creo recordar que si no desde nunca, hace mucho tiempo que no sentía algo tan fuerte por una persona. Y por ello le tengo que dar las gracias por ser cómo es.



Es una entrada corta, pero...Te Quiero.

domingo, 7 de febrero de 2010

Guapa!


¡Oh excelso muro, oh torres coronadas
De honor, de majestad, de gallardía!
¡Oh gran río, gran rey de Andalucía,
De arenas nobles, ya que no doradas!
¡Oh fértil llano, oh sierras levantadas,
Que privilegia el cielo y dora el día!
¡Oh siempre glorïosa patria mía,
Tanto por plumas cuanto por espadas!
Si entre aquellas rüinas y despojos
Que enriquece Genil y Dauro baña
Tu memoria no fue alimento mío,
Nunca merezcan mis ausentes ojos
Ver tu muro, tus torres y tu río,
Tu llano y sierra, ¡oh patria, oh flor de España!
Luis de Góngora

domingo, 17 de enero de 2010

Un pensamiento herrante

¿Nunca os ha pasado que tenéis unas ganas horribles de llorar pero no podéis hacerlo? Tengo un día de esos...buen, más bien tengo unas semanas de esas, que por más que lo intente no puedo verter una lágrima, y lo necesito.Y yo ya me pregunto...¿me habré vuelto una insensible? No creo, sigo sintiendo todas esas emociones: el estrés de una entrega, el cansancio de un día agotador, la felicidad encontrada en las pequeñas cosas, el sentimiento de estar enamorada y la ilusión de ese pequeño tonteo...No, no me he vuelto un robot.


Por ahí dicen que soy una mosquita muerta, que no me enfrento a las cosas, pero yo creo que soy mosquita escarmentada, que lo he pasado tan mal que me da miedo mover la reina y hacer jaque mate al rey. Y no sé si este encogimiento de alma se debe a que ya tengo la necesidad de sincerarme, de decir en voz alta las cosas que llevo dentro tan guardadas. Me gustaría poder decirlo sin ser rechazada, sin hacer daño y sin estropear nada...pero no me atrevo ni siquiera a jugar con el peón de rey. Y un algo...no ser herida.


Tan sólo decir un me gustas, o contar algo y no ser puesta en duda. Ya no quiero ser más el último eslabón de mi cadena, el machacado y muescado, el que no cuenta para sostener la armonía mutua. Siempre pensé que me lo había ganado, que valía tan poco que yo misma era eso lo que merecía, que todo mal que había era mi causa, que no soy guapa o inteligente o una persona normal, y que no tenía nada por lo que luchar o ganar. Gracias a muchas personas y situaciones me he dado cuenta que esto no es así, que tengo miles de cosas por las que luchar y ser feliz, y que valgo un poquito más que nada, que sí que podré decir soy feliz y que quiero serlo por ello. Y sé que a esas personas no les digo todo lo que las quiero tanto como debería hacerlo, y que soy borde o irascible, pero es mi escudo, y ellas no saben lo que me gustaría abrazarlas y decirles un te quiero. Tantos días y noches que comparto y que espero compartir siempre.


Y puede que ahora caigan lágrimas por mi rostro, pero son lágrimas de felicidad, de saber lo que tengo y de lo agradecida de tenerlo que estoy. Puede que llore y que lo necesite. Y puede que me arme de valor algún día no muy lejano para decir un me gustas mucho, un te quiero, un te necesito, un te echo de menos...


Gracias amigos, y gracias lectores :)

viernes, 25 de diciembre de 2009

Se acabó

¡Ya estoy harta! ¡Hartísima!
Y no soy de las que se suele quejar en el blog.


¿Hasta dónde creéis que puede llegar el egoísmo humano?...
...¡Bah! Esto es ya lo único que voy a decir. Mejor os pongo un poco en situación, ¿no? ¿Habéis leído alguna vez Cumbres Borrascosas? Me voy a remitir un poco a ella, lo siento, pero es que el ejemplo me viene al dedo, al dedo de los sentimientos a flor de piel. Y esto viene a que me estoy mosqueando ya un poco con mi...entorno más directo.


Si conocéis la historia, sabréis que trata de los sentimientos encontrados, del egoísmo, del amor, y de la hipocresía de la sociedad. Para los que no, os pongo un poco en antecedentes en este relato de venganza, amor y tragedia, con un buen desenlace: Esta historia comienza cuando Lockwood llega a Cumbres Borrascosas en busca de una vida solitaria. Le ha rentado una propiedad al Sr. Heathcliff, un hombre tan huraño como él, según su propia consideración, pero después de una mala visita, se da cuenta de que es un hombre bastante extraño y más hosco que él. Interesado por su manera peculiar de ser, le pide a su dama de llaves, Elena, le cuente su vida, y es así como comienza el verdadero relato del libro. Heathcliff llega a cumbres borrascosas gracias al Sr. Earnshaw, quien lo había recogido en la calle. De inmediato traba una gran amistad con su hija Catalina (Catherine), a pesar de llevarse muy mal con su hermano mayor, Hindley. Al morir la esposa de Earnshaw, Heathcliff se convierte en el favorito del hombre, prefiriéndolo aún ante su propio hijo. Hindley le guarda gran rencor, y su oportunidad de vengarse se realiza cuando al morir su padre, se convierte en el dueño de la casa. Heathcliff debe sufrir los abusos de su nuevo amo, pero aguanta sin quejarse por el cariño que siente hacia Catalina, pero el odio que siente hacia su hermano lo va canalizando hacia un plan siniestro de venganza que sabe realizará algún día. Con el paso del tiempo, Catalina comienza a fijarse en otro muchacho, Linton, el hijo de su vecino y dueño de la granja de los Tordos (donde ahora se hospedaba Lockwood), y empieza a cambiar. Heathcliff, dolido por su rechazo, se porta cada vez más hosco y salvaje, y tras escuchar de la propia boca de su amiga que no se casará con él, sino con Linton, desaparece por tres años. Durante este tiempo la familia vive en una relativa paz. Elena, a orden de los amos, tuvo que dejar a su querido Harethon, el hijo que Hindley a la muerte de su esposa le había encargado a su cuidado, para partir con Catalina a su nueva casa, al lado de su esposo. Es entonces cuando Heathcliff vuelve repentinamente, completamente transformado y rico. Es recibido por Catalina con la misma alegría de siempre, pero a pesar del amor que él siente hacia ella, decide poner en práctica el plan que llevaba tanto tiempo preparando para vengarse de Linton y Hindley. Buen resumen, ¿verdad?.


No sé si me seguiréis el hilo, pero creo que es mejor así, y...aunque deje enmascarada la trama...¡no soy un juguete! Y no me refiero al lío de machos por vengar el amor de la mujer que por ser una caprichosa monta la gorda y sus hijos tienen que llevarse la peor parte. Dejemos eso en paz....Y yo que creía que había dando un paso de gigante en todo esto...¡Qué gran mentira! Odio a los terceros que por vías imaginativas meten baza para intentar contrarrestar todos los pasos dados, como viles Heathcliff. Pero ya no sé si es peor estos Heathcliff o los tontos Edward que se dejan avasallar por los tiburones de la maldita industria del regocijo egoísta. ¡Cobarde! más  que cobarde...si tan bien habías empezado la lucha...¡no te achantes! 


¿No se supone que es la dama la que decide? No es tan difícil darse cuenta...o eres muy listo o muy tonto, y la tontuna creo que no es el caso en esta historia. ¿Qué no me desespere? claro que no, porque voy a pasar del tema muy alegremente. O todas las luces dadas eran falsas, o se está tomando ya la cosa a un enredo muy cruel. Por lo que he decidido que ni para el malvado Heathcliff, ni para el tonto Edward.


La historia tenía un final feliz, después de todo el amor triunfa tras todas las tormentas, pero me da que en esta historia no hay final feliz, ni se va a comer perdices...